NEW BRITAIN, Connecticut – Sean Howard, oficial correccional del Estado de Connecticut y presidente de la Local 387 de AFSCME (Concilio 4) sufrió de COVID-19 el año pasado. Ahora tiene problemas de corazón que trata con varios medicamentos.
“Todavía experimento fatiga y falta de aire”, dijo Howard, quien trabaja en la Institución Correccional Cheshire. “Mi cardiólogo me dijo que esto es algo con lo que viviré para siempre y que mi vida posiblemente nunca será igual que antes”.
Frustrados por la incapacidad del Departamento de Correcciones de producir un plan de vacunación, Howard y varios de sus colegas compartieron sus historias personales en una conferencia de prensa patrocinada por el Concilio 4 de Connecticut. Inmediatamente después del evento realizado el 28 de enero, el Departamento de Correcciones anunció que empezaría a vacunar a sus empleados a principios de febrero.
La noticia fue bienvenida por la unidad de negociación colectiva AFSCME NP-4, que cuenta con cuatro mil personas, y reafirma el valor de las uniones. Al tomar acción a través de su unión, estos oficiales correccionales al frente de la batalla contra el coronavirus lograron protegerse a sí mismos, a sus familias y a los confinados bajo su cuidado.