Hay dos números que empiezan a describir la crisis en que Tammie Latin, teniente para el Departamento Correccional de Luisiana en la localidad de Homer, enfrenta: 158 y 1. Durante sus turnos de 12 horas, Latin es la única persona responsable por el bienestar de 158 o más presos varones.
No siempre ha sido así, dice Latin.
“La gente no está recibiendo la capacitación que yo recibí cuando empecé a trabajar aquí”, dice. “Yo tuve capacitación en el lugar de trabajo. Ahora, te enseñan con un libro. Pero resulta ser tan diferente en la práctica…. Eso quiere decir que a los reclutas nuevos les da miedo y renuncian. También significa que no están recibiendo capacitación sobre las interacciones humanas que son tan importantes para nuestros trabajos”.
Pero hay otros números que pintan un cuadro más completo de lo que enfrenta Latin.
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El número de años que Latin ha estado trabajando, un puesto en el que se siente dedicada y en el que espera permanecer hasta que se jubile.
Esta es la Semana Nacional de los Oficiales y Empleados Correccionales, y los miembros de AFSCME honran a los profesionales dedicados como Latin, quienes sirven sus a comunidades con dedicación a pesar de la falta de personal y de horas largas que los dejan exhaustos.
Mejorar el Centro Correccional David Wade no es fácil cuando, según Latin, la falta de personal, que empezó alrededor del 2018, ha causado un aumento de contrabando, condiciones laborales peligrosas tanto para el personal como para los presos, y vidas familiares que se desmoronan. Latin también subraya la falta de apoyo y motivación por parte de la administración, así como otras razones para explicar el desgaste de los empleados.
“Puesto que estamos trabajando horas extras debido a la falta de personal, no tenemos tiempo para estar con nuestras familias”, dice Latin. “En una semana cualquiera, tal vez tengo un día libre. Las horas extras son obligatorias. Tienes que trabajar en tus días de descanso”.
2 y 2
Latin tiene que levantarse a las 2 a.m. para despertar a su hija y alistarla para la escuela, luego llevarla a la casa de su tío mientras ella maneja 2 horas para llegar al centro correccional a las 5:45 a.m.
“Estoy agotada cuando llego”, dice Latin. “Después tengo que recoger a mi hija. Para cuando ella se acuesta en la cama son las 9 p.m. No tenemos tiempo de hacer nada juntas. La maestra me llamó para preguntarme por qué mi hija siempre se está quedando dormida en la clase. Está cansada por mi rutina laboral”.
Latin piensa que, si los nuevos administradores tuvieran mejor capacitación, la situación podría mejorar. Siendo miembro de la Local 1154 de AFSCME (Concilio 57), ella le da crédito a su unión por algunas de las mejoras que han logrado implementar.
“Cada día que voy a trabajar, alguien quiere unirse al sindicato”, dice. “Porque ellos ven que estamos trabajando para resolver este problema”.
Y es a través de su unión que Latin espera abordar la falta de personal.
Los profesionales correccionales no son los únicos que enfrentan una crisis de falta de personal. Muchos puestos de trabajo en el sector público fueron eliminados durante la pandemia de COVID-19 y aún siguen vacantes. Esto significa que miembros de AFSCME en el frente se están viendo forzados a hacer más con menos recursos.
Es por ello que AFSCME lanzó Staff the Front Lines, una iniciativa para abordar la escasez de personal en el sector público. Miembros de AFSCME en todo el país se están esforzando por reclutar a profesionales que llenen estas vacantes, así ayudando a los trabajadores en el frente y asegurando que las comunidades siguen recibiendo los servicios públicos de calidad que se merecen.