Como terapeuta respiratorio en el Centro Médico de la Universidad de California en Irvine, Jenny Suarez, miembro de la Local 3299 de AFSCME, trata a pacientes cuyas necesidades cubren toda la gama: desde bebés prematuros cuyos pulmones subdesarrollados requieren de un cuidado especial a adultos con soporte vital y asmáticos que aprenden a usar nebulizadores.
Este último año, sin embargo, conforme la pandemia del coronavirus ha hecho estragos en el mundo, Suarez y los demás terapeutas respiratorios con quienes trabaja se han enfrentado a un virus respiratorio mortal que los ha puesto en el frente de la guerra contra el COVID-19.
A pesar de los aparentemente insuperables retos que ha enfrentado, la dedicación de Suarez por sus pacientes no ha titubeado.
“Ha sido muy loco”, dijo Suarez en entrevista. “A veces tenemos dos o tres emergencias al mismo tiempo. Ha habido tanta muerte a nuestro alrededor. Somos nosotros quienes quitamos el tubo al final de la vida. Ha sido muy exigente física y emocionalmente”.
Recientemente, Suarez se enteró de que algunas de las enfermeras en UCI estaban ganando bonificaciones por trabajar turnos adicionales y el fin de semana, pagos adicionales que no se les otorgaban a los terapeutas respiratorios. Suarez estaba convencida de que ella y sus colegas se merecían las mismas bonificaciones.
“Los terapeutas respiratorios han estado trabajando tan duro. Algunos han estado trabajando todos los días”, dijo Suarez. “Tengo un colega que trabajó 14 días seguidos”.
Suarez sabía que a través de AFSCME tenía una herramienta para luchar. Organizó a sus colegas y empezó a presionar a su departamento para que averiguara por qué no estaban recibiendo las mismas bonificaciones que las enfermeras.
Como resultado de sus esfuerzos, y la voz que tienen a través de su unión, los terapeutas respiratorios no sólo consiguieron las bonificaciones, sino que también lo hicieron trabajadores pertenecientes a una docena de categorías laborales que representa AFSCME en UCI.
Suarez atribuye esta victoria a la diferencia que hace una unión en lograr diferencias reales en el lugar de trabajo.
“Si no fuera porque organizamos al departamento, firmamos peticiones juntos y presionamos a la administración, y porque AFSCME que nos respaldó, nada hubiera cambiado”, dijo.